Eficiencia en la gestión hospitalaria pública: directa vs privada por
concesión
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El presente post es el
segundo en la serie sobre gestión pública o privada de servicios sanitarios (enlace al primer post). El
mismo describe una de la pocas evidencias sobre la eficencia relativa de ambas
opciones, aplicado al caso de la Comunidad Valenciana.
Decisiones, riesgos y
cápitas
La decisión del
gobierno de la Comunidad de Madrid de externalizar la gestión de la actividad
sanitaria en seis hospitales utilizando el modelo de concesión ha propiciado
declaraciones sin cuento. Macbethianamente,
declaraciones llenas de ruido y de furia, que no significan nada. Y
ello porque la mayoría de afirmaciones sobre la mayor o menor eficiencia del
modelo de concesión propugnado se lanzan sin datos que las avalen. La tan
esforzadamente lograda (y reiteradamente denunciada) opacidad del conjunto del
SNS facilita la algarada, pero restringe la posibilidad de adoptar decisiones
informadas. No es que apenas existan datos sobre los “otros” hospitales, es que
tampoco se difunden los referidos a hospitales de gestión directa (con
excepciones meritorias, como la central de balances y la de resultados en
Cataluña). En este comentario intentaremos escapar de esta dinámica explorando
algunas evidencias empíricas a partir de las limitadas fuentes de datos
disponibles.
Para aproximar el
comportamiento de las concesiones frente a los hospitales de gestión directa
por la administración (GDA) hemos utilizado los datos correspondientes a la
Comunidad Valenciana de un trabajo recientemente aceptado para su publicación
en Presupuesto y Gasto Público. Incluye las 23 áreas de salud existentes en la
Comunidad Valenciana en 2009, año en que había 19 áreas servidas por 22
hospitales bajo GDA, 2 que venían siendo atendidas por otros tantos hospitales
bajo modelo de concesión, y otras 2 áreas que pasaron de gestión directa a
concesión durante ese año, por lo que las hemos excluido del análisis.
Desde la perspectiva
poblacional –la relevante para el pago capitativo– controlar el gasto
hospitalario no pasa (sólo) por reducir el coste unitario de cada
hospitalización sino también el número de hospitalizaciones, ya que un aumento
de las hospitalizaciones podría disipar los pretendidos ahorros por reducción
del coste unitario de cada una de ellas. También importan las decisiones sobre
que pacientes derivar a centros de referencia, que repercuten enormemente sobre
el gasto hospitalario por habitante, no solo por la particular eficiencia de
esos centros, si no especialmente por la mayor complejidad –y mayores costes
unitarios- que intrínsecamente incorporan.
Con la información
utilizada en esta exploración -resumida en la tabla 1 y el gráfico 1 adjuntos-
el titular inicial de que el coste por ingreso en las concesiones es un 18,4%
inferior que el de los centros de gestión directa distrae la atención del dato,
más relevante por ser el gasto en que realmente se incurre, de que ambos
modelos son prácticamente equivalentes en gasto hospitalario per capita.
De hecho, en los territorios analizados, el gasto hospitalario total por
habitante es un 7,5% mayor (49,1 euros por habitante) en las áreas servidas por
concesiones que en las de gestión directa.
Tabla 1. Tasas de
ingresos, costes y gasto hospitalario de los Departamentos bajo modelo gestión
directa y concesión. Comunidad Valenciana. 2009
Gestión Directa
|
Concesión
|
Diferencia
|
||
€
|
%
|
|||
Ingresos por 100 habitantes1
|
9,73
|
11,84
|
2,11
|
21,7%
|
Coste ingreso (hospital)2
|
6836,9
|
5578,0
|
-1258,9
|
-18,4%
|
Coste ingreso (poblacional)1
|
6769,3
|
5925,2
|
-844,1
|
-12,5%
|
Gasto habitante poblacional1
|
658,5
|
707,6
|
49,1
|
7,5%
|
1Contabilizados en función del
departamento de residencia del paciente con independencia del hospital donde
ingresó; 2contabilizados en función del hospital donde ingresó el
paciente con independencia del departamento de residencia.
|
Así, si se atiende a
los costes por hospitalización es tentador calcular una cápita que incorpore un
descuento del orden de la magnitud señalada, un 20%, trasladando a la concesión
los riesgos de su logro. Sin embargo esa decisión puede resultar arriesgada
si la posibilidad de su consecución resulta remota a la vista del
comportamiento global del gasto en que se incurre: menor coste por
hospitalización acompañado de una mayor proporción de hospitalizaciones se
traduce en mayor gasto hospitalario per cápita.
Puede argüirse que ese
sería un problema de la concesión, dada la transferencia de riesgo operada. Lo
que quizás sea cierto en el mejor de los mundos posibles, pero poco verosímil
en el que habitamos. En el territorio considerado en esta nota ya se produjo un
rescate de la primera concesión, que llevó a la rescisión del “modelo Alzira”
inicial y su “perfeccionamiento” ampliando su ámbito desde la hospitalización
hasta la Atención Primaria y la Salud Mental. Estos días la prensa informa que
otra de las concesiones ha solicitado también su “rescate”, bien sea duplicando
el periodo de la concesión, ampliando la población a atender o bien
incrementando la cápita pactada por la vía de incorporar más servicios a cambio
de un nuevo precio, ciertamente, superior.
Figura 1. Gasto
hospitalario per cápita y tipo de gestión. Comunidad Valenciana. 2009
En todo caso, y para
ir apuntando conclusiones, los datos analizados sugieren que los menores costes
por ingreso de las concesiones parecen tener relación con una mayor tasa de
ingresos hospitalarios (división de los costes fijos entre un mayor número de
unidades) y no son suficientes para superar a los hospitales de gestión directa
en gasto hospitalario por habitante, la variable relevante para el financiador
público. Otros datos, en especial la variabilidad en gasto hospitalario por
habitante bajo cualquier modelo de gestión, apuntan hacia que ambos modelos
tienen importantes espacios de mejora de la eficiencia (reduciendo costes por
ingreso o reduciendo ingresos hospitalarios) y sugieren que buscar desprejuiciadamente
las formas de mejorar la eficiencia de todos los centros y reducir la
variabilidad entre territorios puede ser más importante que el modelo de
gestión elegido.
Algunas explicaciones
sobre las fuentes de datos y los cálculos realizados
Las fuentes de datos
empleadas en el estudio referenciado fueron la Encuesta de Establecimientos
Sanitarios con Régimen de internado (EESRI), el Conjunto Mínimo de Datos
Básicos (CMBD) y el Padrón. La aproximación base fue desarrollada desde el Grupo Atlas de Variaciones en la Práctica Médica en
el SNS para analizar las variaciones en gasto hospitalario público
entre áreas de salud. En el artículo “El gasto
hospitalario poblacional: variaciones geográficas y factores determinantes”
publicado en Presupuesto y
Gasto Público, se explica la metodología usada y se reportan los
resultados para 106 áreas de salud en 2002. Una actualización de dicho estudio,
con datos referidos a 2009 e incluyendo la totalidad de las 199 áreas de salud
del SNS se publicará en un próximo número de la citada revista. En dicho año,
la mediana de gasto hospitalario por habitante fue de 804 euros, y la
variabilidad entre áreas fue de 512 a 1248 euros por habitante (estandarizado
por edad y sexo para permitir las comparaciones entre territorios con
estructuras demográficas diferentes). Prácticamente, el doble de gasto y la
misma variabilidad entre territorios que 7 años antes. En ambos periodos la
tasa de ingresos hospitalarios en cada territorio (Q) explicaba más varianza en
gasto por habitante que el coste de cada ingreso (P).
Concluyendo, hay que
señalar que: 1) las fuentes utilizadas fueron diseñadas para otros usos y
tienen importantes limitaciones, 2) los resultados no son generalizables a
otras CCAA o a otros hospitales que, aun bajo la mismas etiquetas (concesión,
GDA), pueden comportarse de forma muy diferente y, 3) los costes no son lo
único que importa al evaluar la atención hospitalaria que requiere de la
valoración adicional de la calidad de la atención recibida.
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